Look up and get lost

Look up and get lost

martes, 18 de febrero de 2014

El miedo acecha

Sombras que el viento se lleva vienen a anidar en mi cuerpo, cubren mis ojos con una cinta negra como la oscuridad. El silencio es cortante, me frustra no oírlo venir, no poder mirarle a los ojos al miedo. Miedo a qué te preguntarás y yo, avergonzada en parte, te diré que a perderte, perder a lo que más quiero, a esa persona que me ha hecho sentir especial y que cada día me demuestra que vale la pena seguir adelante, que es real, sobre todo eso.

Quien hubiese dicho que te encontraría delante de mí, después de haberte buscado tanto, después de haber llovido desesperada por no saber por dónde podría buscarte y por fin encontrarte. Por pensar que era tarde, que ya no esperarías por mí después de tantos siglos, que tanto tú como yo hemos cambiado, no sabría decirte cuanto, no recuerdo tu viejo rostro. Tuve miedo incluso de no reconocerte pero cuando te vi, sentí que juzgaba lo evidente. Qué más da tu rostro, la apariencia bajo la que ahora eres y bajo la que ahora soy, solo necesitaba dejar mi corazón hablar y él lo hacía cada vez más fuerte, de forma más intensa y de repente un gemido estremecedor de aquel que llora al encontrar lo perdido me dijo que eras tú a quien tanto busqué, que valió la pena la espera y me di cuenta de que nunca dejé de creer en ti, mantuve la esperanza y sobre todo creí.

Y después de mil años de tormenta, de haber encontrado por fin lo que tanto buscaba pensar que puedo perderte, que puedes irte tal como llegaste me estremece. Y siento cómo el miedo cala en mí, me encoje, me aprieta del brazo fuerte y pretende hacerme su prisionera, me sonríe seductora y fríamente, rozando la ironía, me desafía, pretende envenenarme de la manera más efectiva, anida entre pensamientos, se nutre de ellos para pudrirlos con tacto ágil. Le miro curiosa, desafiante, me siento valiente contigo a mi lado, de repente cuando el juego se está tornando a su favor, cuando estoy a punto de sucumbir, me asías fuerte, me acercas al manantial de la vida que es tu cuerpo y como si hubieses leído en mis ojos me besas intensamente.

 La cinta negra cae, el miedo se disipa, me miras a los ojos y sonríes, ahora comprendo que la victoria es nuestra. El miedo se desvanece, con tanta facilidad que me sorprende, me has salvado como yo hoy te he salvado a ti. Mi amor, nunca sucumbas, no te dejes llevar, no te dejaré que lo hagas, ven, bésame, así siempre seremos más fuertes que él.

sábado, 15 de febrero de 2014

"14"

Cuando te miro se que hoy te amo más que ayer y que mañana lo haré más incluso que hoy, y este hecho se me acerca sigilosamente por detrás para tocarme la espalda con cariño, un toque ligero que me despierta de mi dulce ensoñación que eres tú, me planta en el suelo, en la realidad y con un gesto me hace abrir los ojos para ver que ese hombre  al que llevo en lo más profundo de mí es al que quiero a mi lado siempre.

Es contigo con quien sueño durmiendo pero también despierta, con quien quiero emprender aventura, la aventura de la vida, de la experiencia, de lo real. Tan real como lo que sentimos el uno por el otro, tan fuerte que a veces quema. A veces me da rabia, no se puede decir que lo odio, pero de algún modo me desconcierta tanto… me descoloca que te necesite tanto, que tu ausencia ligera sea dura, demasiado dura, insoportable, que sienta que muera si tú no estás o te encuentras lejos en un espacio relativamente cerca.

Y es por eso que siempre necesito nutrirme de la fuente de tus besos, de tu esencia, de tu sabor, un sabor muy especial, inefable como tú.

Cuando te miro y me miras y nuestros ojos se encuentran y entras en mí y yo en ti, traspasando la barrera del silencio, del misterio, el de las cosas ocultas y entonces tus ojos brillan como si fuesen hijos del sol y me miran con cariño y ven reflejados en los míos el mismo sentimiento, se enternecen nuestras miradas y nuestros corazones luchan fuertemente por deshacerse de todo impedimento de tocarnos.

El roce, suena dulce en nuestros labios callados, en nuestros cuerpos despiertos que se buscan a tientas una y otra vez. Ese roce que calma toda tempestad y nos llena de ansias envueltas en llamas.

Y entonces me llamas, susurras mi nombre con tu mirada, se extienden tus manos, me acarician el alma, me dejo envolver por ti, alerta los cinco sentidos, esperando a saber por dónde empezarás conmigo. Como procederá el juego que llevará a seducirme como cada día. Me resguardarás en tu piel con toda seguridad y yo seré feliz.

Feliz de ser nuestros, de pertenecernos en libertad, de permanecer a tu lado por voluntad, porque…
Te quiero mi amor!