Look up and get lost

Look up and get lost

domingo, 9 de diciembre de 2012

Te extraño...


Mi boca extraña tu boca, no solo tu boca, pero se ve necesariamente expuesta a abandonar sus sueños de conocer tu cuerpo, de besar cada centímetro de tu piel, cada lunar, cada marca que te hace único.

Mi nariz extraña ese olor tuyo que embriaga mis sentidos, que me cubre incluso cuando tú ya te has ido.

Mis ojos extrañan ver tu sonrisa, esa que tanta gracia me hace, por la que pagaría por ver todos los días.

Mis manos, ¿Qué son mis manos sin tus manos? ¿Qué son mis manos sin tu cuerpo? No son más que frías piedras sin vida, suaves al tacto pero tan muertas como lo es una escultura.

Mis dedos extrañan acariciarte, enredarse en tu ropa, hacerle una visita a tu piel, darte escalofríos, rozar tus labios y recrearse en ellos, haciendo y deshaciendo sonrisas.

Mi pecho descubierto levanta lamentos, te llama a gritos: Tú enfermedad y cura, ¿Dónde estás?

Tu sabor me acompaña, me devuelve esos momentos fugaces que el tiempo nos roba, una vez más siento como tu calor me quema, sonríes y me vuelves a besar como si fuese la última vez y no puedo más que perderme en bonitos recuerdos a la espera de volverte a ver.


viernes, 7 de diciembre de 2012

Echarte de menos

Temo echarte de menos, estar contigo y echarte de menos, que el tiempo se pase volando y que vuelva a echarte de menos como si no te viera en un millón de años, pero poderte extrañar tanto como si nunca hubiésemos dejado de vernos...


domingo, 28 de octubre de 2012

En solo un momento...


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Mi cuerpo se estremece ante el frío vacío de mi interior mientras tu mano me sujeta y me expone desnuda e indefensa al mundo. 

         Y entonces, una chispa acaricia mi cuerpo debido al contacto con el tuyo, clavas tus ojos ardientes en los míos,  formando mares de agua dulce que poco a poco deshielan mi alma.

Tus brazos me cubren y tus manos atrapan cada una de esas gotitas de vida; mis labios hacen una mueca que lentamente se convierte en una bonita y sincera sonrisa, tú sonríes también. 

         Me apartas el pelo de la cara y me besas suavemente como si tuvieras miedo a hacerme daño, te abrazo con todas mis fuerzas, toda mi energía va a parar a tu cuerpo y entonces lo sientes. 

         Sientes que ya no puedes dejar marchar sin más ese cuerpo, no puedes dejar de besar esos inocentes labios, ni dejar de querer más, a ti también te ha tocado.

         Hacer sentir, compartir, proteger sin herir, pero ya es tarde, la mordedura ha rasgado mi piel quemando en ella tu huella, la que ahora lames a modo de disculpa. 

         En ese preciso momento te miro perpleja y poco a poco empiezo a entender, cala en mí la verdad, esa que llevas arrastrando durante tantos años, el peso que justifica tus actos. Pero...
 ¿Por qué yo? ¿Por qué ahora? ¿Por qué así...?

Y por un  segundo te odio con todas mis fuerzas, por sentirme así, pero no puedo odiarte…

Tiempo indefinido, futuro incierto, agradable locura, dulce perversión… eternidad.

sábado, 6 de octubre de 2012

Lluvia de otoño

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Acababa de decidir que me pondría las botas marrones que tanto me gustan, me calcé y me abrigué con chaqueta y bufanda. A continuación salí a la calle con la intención de volar lejos, respirar aire puro, deshacerme de las ganas de desaparecer, de abandonarme a la nada, desahogarme...

Ojalá pudiera decir que me metí en un precioso bosque solitario de altos árboles de bonitas hojas naranjas que caían a mi paso. Cómo me encantaría poder decir que me puse a dar vueltas sobre mí misma, y que a continuación caí sobre un montoncito de hojas que se habían acumulado en el suelo haciéndolas crujir bajo mi peso.

Como también que me encontré un libro curioso que recogí con cuidado y que me senté en una butaca amarilla instalada por no se sabe que motivo en medio del bosque. Empecé a leer el libro dándome cuenta de que no era cualquier historia, era una que yo conocía muy bien, que aunque con el tiempo hubiese olvidado algunas de sus partes había dejado huella en mí.

Era el libro de mi vida, escrito con tintas de colores, con letras diferentes, marcado con todo tipo de huellas y recuerdos, tanto mías como de todos aquellos que en algún momento formaron parte de dicha historia por breve que fuera su estancia.

Darme cuenta de todo lo que olvido a veces cuando es momento de recordar, para no volver a cometer el mismo fallo y ya no por mí, sino por los demás...

Sonreír por todo aquello maravilloso y no tanto que he vivido, simplemente por haberlo hecho; Alegrarme por la gente que he conocido y sobre todo por aquella que vale la pena; Recapacitar sobre qué falló con todos aquellos que una vez se fueron, aunque puede que sea tan sencillo como que ya cumplieron su parte en mi historia y yo en la suya...

Y con la inmensa alegría que me invade, notar como queman las lágrimas que quieren salir, sin motivo aparente. La alegría, la tristeza, la melancolía, lo que no fue, lo que podría haber sido, y lo que podría haber sido diferente, todo esto se entremezcla formando un nudo en el estómago que atenaza hasta la garganta.

Y era por eso mismo por lo que había decidido salir de casa a tomar el aire, me estaba ahogando en un pasado que pasó, algo que no tiene sentido volver a mirar si no es en una mirada fugaz, pues es peligroso.

Sí, necesitaba respirar, pero no solo eso, sino alguien que me acogiera en sus brazos sin hacer preguntas, sin juzgarme ni criticarme en ningún sentido, sin esperar nada de mí y sin que yo me esperara nada de él, ni siquiera alguien que me entendiera, si no que escuchara los susurros desesperados que nunca llegué a pronunciar, cada palabra y sentimiento roto como cada uno de las palabras y sentimientos encontrados.

Dejé el ''libro'' sobre mi regazo, cerré los ojos y me recliné hacia atrás apoyándome en el respaldo, elevé la cabeza un poco y aspiré profundamente.

De repente sentí el abrazo caluroso y acogedor que tanto necesitaba, sin palabras ni explicaciones, simplemente lo sentí, no puedo decir que alguien me lo proporcionara pero lo sentí, estaba ahí sentada abrazada al abrazo que nunca me pude dar, sintiéndome bien. Ya no hacía falta fingir ni esconderse.

Entonces, una gota cayó sobre el libro abierto y a continuación otra y otra, cada vez más grandes. Y así la tinta corrió sin control llenando las hojas de colores, pegándolas entre sí, y haciendo desaparecer todo lo que ponía en ellas.
Y ahora, ya no queda nada, ya nada tiene sentido, ninguna de las frases ni palabras que habían sido escritas en su día.

Y entonces miré hacia arriba y sonreí lloviendo, el cielo llovía conmigo, calmando el calor que anidaba en la tierra y apagando las llamas que anidaban en mí; dejando correr todo lo malo, borrando el pasado e incluso el presente, pero no lo suficiente como para vivir en futuro.

Si tan solo pudiera decir que era cierto, que me me levanté, tiré el libro a mi paso y cayó en un charco de barro, que me daba igual, por que la historia no se pierde, se tiene en cuenta, pero no se vive de ella, si no que se hace cada día una nueva página que mañana ya será pasado y habrá que seguir adelante sin dejar de escribir aunque no sea la mejor historia del mundo.

Pero no, nada de esto pasó, ni siquiera me llegué a poner las botas que siguen guardadas en su caja.
Simplemente miré por la ventana, me compadecí del cielo y llovimos juntos escuchándonos sin hablar.

viernes, 28 de septiembre de 2012

Un bosque mágico


Respirar forzoso, paisaje borroso, el eco de los latidos de un corazón acelerado retumbando en sus oídos, el crujido de las ramitas que va rompiendo a su paso.  Pelo largo, dorado y suelto ondeando en un vaivén debido a la velocidad.Pesadas gotas de sudor resbalan por su frente hasta encontrarse con las de sus ojos, que caen en un llanto silencioso hasta estrellarse con el suelo terroso por el que corre sin detenerse.

Después de lo que parece una eternidad avista un claro en medio del bosque, pero justo antes de llegar a él, tropieza con las raíces ensortijadas de un precioso árbol milenario cuya belleza fascina a todo aquel que lo encuentra, pero ella cegada por el dolor y el llanto, no lo ve.

Se levanta lentamente, todo le da vueltas; en cuanto a heridas solo tiene una pequeña magulladura en la rodilla y le duelen las manos por intentar frenar la caída.

Es entonces cuando se da cuenta de que no tiene ni idea de a donde le han llevado sus pies en su rápida huida. Está perdida, pero no le preocupa, pues se siente segura bajo aquel árbol en el que se acaba de fijar, el mismo que ha producido que su caída.

Sus ojos no pueden dejar de observarlo maravillados. Cada una de sus enormes ramas es diferente a la anterior, nunca ha visto nada igual. Bajo aquel árbol todo parece ser mágico e irreal. Hasta ha llegado a imaginar que encima de él viven seres fantásticos, que dotan de belleza no solo al árbol, sino también al lugar salido de un cuento de hadas, como los que le contaban de pequeña.
 Sus lágrimas se han secado como por arte de magia y ya ni siquiera recuerda porque lloraba, y tampoco le da importancia.

Opta por relajarse y tumbarse debajo de él arropada por las grandes y duras raíces que se le clavan en la espalda, pero le da igual, eso no es importante ahora.

Cierra los ojos y aspira el dulce olor a lluvia de tormenta de verano, cosa que le impacta porque no ha llovido en todo el día, pero aún así deja libre ese pensamiento que acaba entremezclándose con todos los demás.

Es todo tan maravilloso que pasan horas y horas antes de darse cuenta de que está atardeciendo.
Si no fuera por un ruido casi imperceptible que la ha puesto de súbito en alerta, hubiese permanecido días tirada ahí, sin dar señales de vida.

Abre los ojos y allí está él, un chico misterioso que le resulta familiar. Intenta hacer memoria pero no se acuerda de la ocasión en que lo podría haber conocido puesto que jamás lo ha visto.
Este le coge de la mano con total confianza y la ayuda a levantarse sin mediar palabra, pero sus rasgos son tan amables que ella ni siquiera se para a pensar en el hecho.

Una vez de pie, aprovecha que él se ha girado un momento para observarlo con mayor atención, y sí, le suena, está claro que le suena, pero no consigue recordar, le es imposible.

De repente él se da la vuelta, en un movimiento tan veloz que ella no tiene tiempo a apartar la vista, cruzándose así sus miradas, clavando él sus brillantes y penetrantes ojos grises en los suyos.

Ella se siente desfallecer, esos ojos, esa mirada que le ha desnudado el alma, no es posible… no puede ser él, pero en el fondo sabe que no hay ninguna duda. El mundo comienza a darle vueltas y está a punto de caer, si no fuera porque él la sujeta fuertemente del brazo y en un movimiento instintivo la atrae hacia sí.

Envuelta en ese abrazo fugaz ha tenido el tiempo y la cercanía justas para oler su piel, dulce olor inolvidable, que despierta su ser invadiéndole un anhelante deseo de pasión.

Suavemente la aparta de sí reteniéndole por las muñecas y la mira directamente a los ojos, ella cohibida se aparta un poco, pero sabe que no puede luchar contra ello, ya no, la fuerza de atracción es demasiado fuerte como para soportarla sin caer en la tentación.

Le tiemblan las piernas, siente el palpitar de su sexo bajo el vestido que ha decidido ponerse esta mañana. El corazón le late a mil por hora y en un imperceptible minuto la preocupación viene a su mente, seguro que él lo oye, oye su corazón a punto de salírsele del pecho, acelerado.

Son solo imaginaciones suyas, pero hay cosas evidentes que no pasan desapercibidas como su turbación o grado de excitación. Su cuerpo y su mirada lo revelan todo, tiene las pupilas dilatadas y no es precisamente por la oscuridad…

Se aleja un poco, pensando en marchar, en no dejarse caer. Intenta resistirse, por lo menos mostrarse fuerte, pero no puede, su subconsciente lo ha decidido y la lentitud de sus pasos la traicionan.

Siente unas manos firmes asiéndole la cintura, que le atraen hacía un cuerpo fuerte y firme. Manos que no tardan en resbalar acariciando su cuerpo liberándolo de todo aquello que pudiera esconder su desnudez, acompañándose de suaves besos ascendentes por el cuello hasta convertirse en dulces susurros de ardiente deseo, de esos que te hacen perder el ánima.

Las manos de él la recorren lenta pero intensamente, proporcionándole el placer del roce de la caricia perfecta en el momento adecuado. Pronto ansía más y no conformándose con sus manos la explora también con la boca, haciéndola desfallecer de placer.

Las caricias regaladas y las ganas de explorar son mutuas, jugando así  a complacerse recíprocamente.
Las ganas de saborear al otro se transforman en el deseo irrefrenable de tomarse como si fuera la primera y última vez.

Sus ropas están esparcidas por el suelo, dibujando la escena perfecta bajo la luna que ha empezado a asomar con su sonrisita pícara para velar por los amantes, que ya extenuados yacen abrazados bajo aquel mar de hojas que ahora caen en un silencioso vals.

La noche es mágica, las estrellas ofrecen un maravilloso titilar y de no se sabe donde emerge el sonido de un apasionado violín solitario. Cuyas notas no son más que la interpretación de la pasión de dos seres que al fin se han encontrado.

No importa el tiempo ahora, ni los problemas, no importa nada, solo ellos y su canción.


domingo, 16 de septiembre de 2012

La música del corazón


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Las notas del piano suenan en toda la estancia relajando a un cuerpo confuso, insuflándole vida, la que parece habersele escapado en un suspiro.

No hay nada que pueda decir, son tantas cosas que siente pelearse por dentro y tan pocas palabras para expresarlo todo...
En su interior se está librando una tormentosa batalla que imposibilita la calma. 
Dicen que después de la tempestad viene la calma, y así es, pero nadie especificó cuanto tiempo dura eso. 

Y así con el ir y venir de escalas interminables va dejándose llevar por la nada. 
Ahora son su manos las que hablan, cada nota es un pedacito de ese nuevo sentimiento que le corroe por dentro, aquel que le hace un ser frágil y humano, que lo lleva a los más alto para después hundirle en lo más profundo y oscuro de su ser para resurgir con más fuerza y para caer desde una altura mayor cada vez.

La estancia se vuelve luz, es él el iluminado, es la pasión con la que expresa su dicha y su desgracia a partes iguales, es el sentimiento que le abraza el que ilumina ahora la sala, todo aquello que tiene para dar y sin embargo tiene miedo a salir para ser compartido por miedo a ser dañado por ello.

Este es el motivo por el que no sabe si reír o llorar, lo que acaba dejando de ser una duda pues sus labios se despegan susurrando lo que su alma quisiera gritar y por sus ojos resbalan dos ríos destelleantes de emoción entremezclándose y acabando por ser los versos más bonitos y tristes oídos jamás sin ser desvelados al mundo audible de la ignorancia y el desinterés.

La composición improvisada va elevándose en un crescendo que conmovería a los corazones más duros transmitiéndoles exactamente el mismo sentimiento que el pianista siente, pero no es escuchado más que por viejos muebles y amplias paredes que le devuelven el eco de su solitud, de su muerte en vida.

Exhausto va aflojando el ritmo de sus dedos y el corazón deja lentamente de latirle desbocado, hasta sumirse todo en un silencio sepulcral.

Con el tiempo la luz se va apagando, las velas crepitantes se van consumiendo poco a poco hasta dejarle sumido en completa oscuridad, sin distinguirse con la oscuridad de la noche, pues ahora es todo uno.

jueves, 13 de septiembre de 2012

Algún día se irán...

Es una bonita mañana, en el puerto se aprecia el reflejo del sol en el mar como destellos de sonrisas surgidas de un lugar olvidado.
El viento mueve las banderitas de los barcos y todo aquello que encuentra a su paso se lo lleva sin siquiera preguntar, ojalá se llevara igual de rápido y lejos todos mis miedos.

Dos pequeños reflejos ardientes quedan iluminados en la sombra por el rayito de sol que se cuela entre la rendija del tejado, llamando la curiosa atención de los viandantes y ciclistas de vidas ajenas.

Los pájaros juegan persiguiéndose en un vuelo sin fin entre el repiqueteo del golpear frenético de alguna parte de la vela del barco contra el mástil.

En el cielo azul celeste se aprecian pequeñas motas de nubes blancas que en algún lugar serán reconocidas como bonitas figuras en la mente de dos amantes. Pero a lo lejos se ven nubes negras, aquellas que anidan en las profundidades del alma cegando lo bueno y positivo de la vida.
Lo bueno es que tan pronto como llegaron y se anunciaron se fueron sin dejar rastro, el viento se las portó elevando una sonrisa. Y así, todo se lo llevó excepto mis miedos y la cobardía que acecha en lo más profundo de un ser dormido esperando el momento del contraataque para así resurgir.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Café frío

Era una mañana cualquiera de otoño, ella estaba preparada para salir a pasear, dar una vuelta a su ritmo disfrutando del fresquito que tanto tiempo había estado esperando.
Mientras paseaba pensaba sonrojándose en la tarde, había quedado con él, ese enigmático chico que hacía temblar su mundo, con el que ningún momento era malo para quedar, verse, conversar...

Estaba intranquila, casi no había dormido esperando el encuentro, se le hacía eterno el tiempo, hasta que después de muchísimas horas por fin eran las 17:30.
Estuvo todo el día en las nubes, bailando al ritmo de la canción de la vida, feliz, extasiada.
Se había puesto un bonito vestido floreado que le quedaba como anillo al dedo, unas bonitas sandalias que lo complementaban y así y con un bolsito salió en busca de su dosis de felicidad.

Llegó al bar de siempre, se sentó cerca de la ventana para verlo venir, aunque todavía era algo pronto, por lo que se pidió un café, cuando el llegara volvería a pedir.

Cuando le trajeron el café humeante lo primero que hizo fue calentarse las manos con la taza, y aspirar su rico olor, dio un pequeño sorbo y se quemó la lengua, así que decidió esperar un poquito más.


Él que siempre entraba sonriente en el bar unos minutos tarde, con olor a humo de tabaco y la saludaba de lejos con una reverencia que a ella le hacía mucha gracia, él que cada vez venía con otro truco que la dejaba sorprendida sin revelar jamás el secreto, y aunque se lo hiciera cada día, aunque fuera el mismo juego, ella siempre estaría admirada, era increíble la maña que tenía él para esas cosas.

Él que le había susurrado palabras de todo tipo al oído, la había acariciado y besado apasionadamente por todos los recovecos de su cuerpo, el mismo que le hizo creer en el amor, que la hizo sentir viva y que pese a todo siempre estuvo allí cuando ella lo necesitaba y viceversa.

Todo eso pasó hacía tanto tiempo, pero ella no lo olvidaría jamás, había convivido la mitad de su vida con ello, y lo revivía una y otra vez, estaba enferma de anhelo, quería revivir todo aquello que un día vivieron juntos, todo lo que se enseñaron mutuamente y los secretos que les reveló la vida en ese tiempo en que nada podía separarles.

Era tan grande la pérdida, tal el vacío de su corazón que se le hacía insoportable, no veía el momento en quitarse ese ''estúpido'' músculo que no le traía más que dolor.

A sus 90 años volvía cada miércoles al mismo bar donde ellos solían quedar, siempre se repetía la misma historia, y cada una de las veces miraba impaciente por la ventana a ver si lo veía venir, a sabiendas de que era imposible, él ya no estaba, pero el deseo de que así fuera, verlo entrar por esa puerta era más fuerte a la realidad, nunca quiso creer que se había ido para no volver jamás.

Y así vivía recordando aquel día en que cuando se dio cuenta ya había anochecido, estaban a punto de cerrar, había estado horas allí sentada sola, con un café ya hacía bastante tiempo frío entre las manos.
Su mirada verde fija en un punto determinado, sin apenas parpadear, estaba lejos, muy lejos, al igual que su mente.

Allí no podía sentir dolor, ni pena, ni anhelo, se dejaba llevar por lo que fuera ese punto calmado donde no había exactamente nada. Fue quizás en este momento en el que se abandonó a sí misma, después de arrastrar durante tantos años dicho dolor. Se veía ya sin fuerzas para seguir enfrentando los días así, repitiendo cada semana la misma historia feliz con amargo final. Cuando llegaban los miércoles despertaba más joven que nunca, con las emociones y sentimientos a flor de piel, como si fuera aquel día ya tan lejano, sacaba lo más bonito de su armario, siempre aquel bonito vestido floreado ya roto y desgastado por los años.
Los miércoles era otra, se olvidaba del pasado y vivía en presente una y mil veces el mismo momento que un día le partió el corazón. Hasta hoy, hoy ya no pasaría más, y no, nunca había decidido dejar de ir a dicho bar y terminar de una vez por todas con el dolor que le desgarraba el alma. Siempre que lo había intentado había fallado en el intento, y esta vez no iba a ser menos.

Y así se fue, con el deseo de reencontrarse una última vez con él, pues nunca tuvo ocasión de despedirse. Ese era su último y gran deseo, volver a sentir lo que sentía cuando él la tocaba, ese fuego que le quemaba la piel con tan solo el roce de sus dedos, volver a escuchar cada palabra sincera salida de sus labios sin pensar, en la que lo único que hablaba era el deseo y el corazón, abrazarle y decirle que siempre estaría allí aunque no se vieran nunca más, sonreír al recordar cosas que sólo ellos dos sabían y decirle cuanto lo había extrañado, cuan pesada era su ausencia y que a pesar de los años y los acontecimientos seguía amándole como el primer día.

Allí estaba ella, sentada donde siempre con una dulce sonrisa impresa en sus labios, más tranquila que nunca, con el corazón curado por fin de la huella imborrable que había en él.

sábado, 1 de septiembre de 2012

Sin ti, sin mí...

Perdida por las calles, sin rumbo, sin destino, sin ti... ¿A dónde se supone que voy? o mejor dicho ¿De dónde vengo? ¿ Realmente quiero que me encuentren o voy huyendo ? ¿Y si huyo de que o quien huyo? ¿Tiene acaso sentido todo esto? Muchas preguntas, pocas respuestas...
Dudas y más dudas, me hundo en un mar de dudas infinitas de sís y nos permanentes donde todo puede ser y nada es posible. Donde incluso hoy dudo te tu existencia, ¿no será todo fruto de mi imaginación? No por ser un ser ideal, para nada, nada más lejos de la realidad, pero ¿que importa? si la perfección no existe.
No busco nada perfecto pues no creo en cuentos de hadas, ya no, esa ilusión que se desvanece tan rápido como apareció o incluso más al poner los pies en el suelo, pues aunque me guste soñar, volar libre, a veces hay que poner los pies en la tierra aunque sea por un breve tiempo, o eso es por lo menos lo que aprendes cuando te vas haciendo mayor. Con el tiempo aprendes que la realidad supera a la ficción, pero no te das cuenta cuando llueve todos los días porque el camino está embarrado y crees perder el tiempo intentando avanzar ''inútilmente'', y es tan simple como pararte a observar otras opciones, nadie dijo que fuera fácil, pero hay que querer luchar, intentarlo, ¿cuantas veces habremos caído ya y nos habremos levantado? y las que nos quedan por caer...
Que estoy dispuesta a salirme del camino, a emprender aventuras, a empezar de 0, a jugar a tener al mundo en contra, a que no me importe el que dirán, a bailar bajo la lluvia, a disfrutar, y a seguir adelante pase lo que pase.
Quiero enfrentarme al miedo, mirarle a la cara y decirle que ya no me asusta, pero que no se quede en palabras, pues estas se las lleva el viento, si no defenderlas con hechos...

Quiero encontrarte y que me encuentres, y perdernos juntos, o cada uno por su lado, y buscarte y que me busques y verte sin ser vista y espiar tus gestos y callar impulsos que acabes haciendo que surjan como no lo hicieron nunca antes. Que desaparezcas y no verte más, dejar de extrañar lo que nunca hubo lo que podría no haber habido ¿o era lo que nunca habrá?

Cuando estás cerca igual es mejor la distancia, pero cuando estás lejos el deseo de verte y sentirte cerca es mayor que el de alejarme, es como jugar con los dos polos de un imán sucesivamente.

Que si tropiezo y me caigo me levanto, si me clavo una piedra me la saco y si tengo que curarme la herida sangrante me la curo, pero aún sin creer en cuentos de hadas, me encantaría saber que si me caigo estarás ahí con la mano extendida para ayudar a levantarme, que si me clavo una piedra, tú me ayudarás a sacarla y que si me tengo que curar la herida estés ahí para ayudarme y hacerme creer que con un besito se curará.

Y así juegan entrelazándose la pizquita de niña despreocupada con la joven soñadora que está en proceso de ser una fruta comestible, llámalo como quieras...

jueves, 30 de agosto de 2012

El tiempo

Las hojas habían caído, él las sujetaba en sus manos, las miraba y la miraba a ella, bella flor marchita.
La virginal belleza que exhalaba su último suspiro dejaba su tenue rastro aromático en la nariz de su amante. La belleza sinuosa de sus curvas y bellas facciones se convirtió en belleza madura, esa que solo el tiempo y la experiencia proporcionan.
Como si fuera posible pasó de ser una bella flor con facciones de mujer a un gran y bellísimo árbol enraizado, capaz de soportar dulces y alegres primaveras, maravillosos veranos, pobres otoños y duros inviernos. Donde su única compañía era la de aquel que siempre la amó...

martes, 28 de agosto de 2012

Sin sentido...

A veces hay tantas cosas que quieres expresar a la vez que es imposible empezar por una en concreto, pues si empiezas no sabes por cual seguir, pues no tienen un orden fijo ni lógico, están sueltas por ahí...sentimientos revueltos, desbocados y contenidos, ardientes deseos, fríos tormentos, belleza sin fin, decadencia mortal, gritos al viento, represión sin contento, sonrisa ligera, lluvia eterna... 

Es tan fácil de sentir y tan difícil de explicar... es algo que viene y va, felicidad infinita, dolor intenso, sentirse renacer o morir por dentro.

Ganas de probar, de permanecer, de sentir y aprender contra ganas de huir, esquivar, no dejar tocar, ni sufrir. Pero sobre todo ganas de probar, de aprender y rescatar, de revivir lo nunca muerto pero nunca sentido por miedo a vivir en dolor el preciado licor del amor. 

domingo, 19 de agosto de 2012

Perdido en mí


Un día decidió partir, dejarlo todo atrás con la intención de conocer mundo, de adquirir experiencias, aprender a valerse por sí solo, él y su moto, la única cosa que en esta aventura podía demostrarle que era real, no era un sueño, estaba vivo.
La despedida fue corta y dolorosa, dejaba atrás a su familia y amigos, a todos aquellos que realmente le querían. Por eso marchó lo antes posible, sin pensarlo demasiado.
No se permitió mirar atrás en ningún momento porque sabía que aunque se mostraba fuerte y decidido, si en algún momento se decidía a girarse y  mirar las caras de ojos tristes de los que dejaba atrás, se quedaría y no partiría jamás, pero no lo hizo.
Tomó un rumbo desconocido, siguiendo la melodía inaudible de la vida, sintiéndose cada vez más vivo y despejado olvidándose de todo excepto de quién era y de donde venía, pero este era un viaje más que para conocer lo exterior conocerse a sí mismo, hasta donde podía llegar, cuanto podía resistir, buscaba la paz interior, vaciarse de todos los tormentos.
Y allí iba él, con lo necesario para sobrevivir un día, solo uno.
Cuanto más aceleraba más se olvidaba de todo excepto de su objetivo, su pelo ondeaba por el viento y la velocidad, su corazón latía desbocado, libre, y se sentía morir renaciendo una y otra vez, cada una de estas veces más vital que la anterior.
Con los años aprendió a sonreírle a la vida como no supo hacerlo antes, aprendió también a valerse con poco, muy poco, prácticamente no necesitaba nada, todo lo que necesitaba estaba en él.
Un día partió huyendo de su pasado, esto es por lo menos lo que él pensaba, porque realmente huía de sí mismo, los años le demostraron que esto era así.
Toda la gente que conoció en su viaje le enseñó una cosita más que le vendría bien en la vida, es entonces cuando aprendió a escuchar, y no solo a escuchar, a sentir las palabras, interpretarlas sin dejarlas escapar, crear su propia opinión a partir de experiencias, pues ya no le valía solo lo que dijeran los demás, no,  ahora y como todos, necesitaba aprender de lo vivido, pues no hay mejor manera para aprender que cayendo una y las veces que haga falta hasta darnos cuenta de que algo es así.
Las cosas que se aprenden mediante la experiencia no se olvidan y eso es una de las cosas que aprendió en su viaje.
No lo hizo todo rápido y corriendo pues todo tiene y lleva su tiempo, se lo tomó con calma, los años que le hicieran falta, el tiempo necesario, pues aunque corría sin detenerse, tenía tiempo, y no es que tratara de convencerse a sí mismo, pues sabía que era así realmente.
Cuando se creyó preparado para enfrentar la realidad de sus días pasados, capaz de querer con todo el corazón, de dar sin necesidad de recibir tomó la decisión de volver.
Cogió su vieja moto y emprendió el regreso por caminos terrosos llenos de grava que se levantaba a su paso. De vez en cuando una piedrecilla chocaba contra las ruedas de su moto, pero hoy como el día en que partió no se dejó distraer de su objetivo, que esta vez era llegar a casa con los suyos, mostrarles el agradecimiento que nunca supo como mostrar, ahora tenía tanto para dar, y todavía mucho tiempo por delante, pero las cosas habían cambiado para todos, pues después de tanto tiempo, todos serían un poquito más ''viejos''.
En todos estos años nunca dejó de soñar con volver a casa, todos los días pensaba en los suyos, en como estarían, en si lo echarían de menos, y en si la vida quería que se volvieran a encontrar tarde o temprano…
Y hoy era ese día, más temprano que tarde pues ya no había tiempo perdido, sino ganado y encontrado.
Y allí estaba él con su vieja Harley Davidson con la carrocería negra desconchada por los años, había sufrido lo mismo que su dueño, tempestades diversas pero días hermosos también, donde el sol lo bañaba todo de felicidad y un encanto especial. Pues como bien dicen ''después de la tempestad viene la calma'' y así era.
Los años no habían pasado en vano, pues donde siempre hubo una bonita y lisa melena negra como el azabache ahora no había más que pelo corto alborotado y gris. Le había crecido la barba que le daba un aspecto más masculino, sus rasgos habían cambiado, habían endurecido, pero esto no dejaba de hacerle más sexy, los años le sentaban bien, ahora era ''realmente'' un hombre .
Volvía por el mismo camino por el que había partido, una vieja vía del tren abandonada.
Ya casi estaba en casa, en su dulce hogar, y no podía evitar sonreír, lo que al principio solo era una leve sonrisa no pudo dejar de ampliarse a cada metro que se iba acercando.
Y allí a lo lejos estaba, la casa de su infancia, de su juventud, de sus sueños y ahora de su madurez.
El corazón le latía desbocado como cuando partió, pero esta vez era diferente, era por amor, amor a todo lo que había dejado atrás, a todo lo que realmente significaba para él.
Y ya a tan solo 2 metros vio salir a todos ellos, figuras conocidas y desconocidas a la vez, estaban todos tan cambiados, mostrando en sus rostros la manera en la que la vida les había tratado, pero sus ojos y sus sonrisas seguían teniendo la juventud y vitalidad de siempre, reflejando el amor que le tenían y recibiéndole con los brazos abiertos, pues le entendían y no le guardaban ningún rencor, que si alguna vez hubo ya había desaparecido por completo.
Ahora solo se oían gritos de felicidad, palabras bonitas, llantos felices acompañados de enormes sonrisas de dientes perfectos.
Abrazos, besos, mimos y caricias…
Noches enteras sin dormir por querer recuperar el tiempo ''perdido'' en las que se contaban fascinantes historias tan reales pero fantasiosas que parecían surrealistas, historias inventadas, pero no, la realidad podía superar con creces el sueño.

Nunca se arrepintió de haber partido, pero menos se arrepentía de volver.


viernes, 17 de agosto de 2012

Dulce adicción la mía...


Es tan fácil ''hablar'' a veces, entre comillas porque es más bien escribir, sin pararte a pensar lo que dices, o mejor, escribes realmente, dejando fluir tus pensamientos a través de tus manos, algo así como acción - reacción, pero luego viene la repercusión, que en principio, si te has permitido hacer esto, dejar a tus manos libres no te importa, aunque a veces puede escapársete alguna cosilla que pensabas, que dices no querer decir, pero en el fondo lo estabas deseando, es algo así como un capricho personal.
Sinceramente, escribir me pone, me pone mucho, no sé cómo explicarlo me excita, me eleva hasta lo más alto, cada palabra me acaricia, resbala por mi piel, poniéndome la piel de gallina, la energía fluye por mis manos, y entonces sale, queda reflejado en cualquier sitio y sea lo que sea es fantástico, me libera y mi corazón corre velozmente, desbocado, oigo cada latido ensordecedor que me introduce en un mundo donde lo único que se oye es aquello que fluye, sin ningún tipo de interrupción exterior; me aparta de la realidad, es más que un sueño, es completa y absolutamente real. 
Es una sensación satisfactoria, la armonía entre los cinco sentidos, y a veces el sexto también, cada palabra expresada es una canción desbordante de significado en las mentes adecuadas en momentos inesperados, en susurros, a gritos sentidos, palabras afiladas cargadas de significado o sin sentidos tan sentidos que provocan corrientes eléctricas bajo la piel, pequeñas descargas de placer, pasión ardiente.

Es algo así como un mordisco mortal, veneno en pequeñas dosis, esencia que me embriaga es…MI droga.

 Dulce adicción la mía…
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sábado, 4 de agosto de 2012

Sonrisas desconocidas


Me encantan esos momentos en los que no se es esclavo del tiempo, en el que caminas sin destino, sin rumbo alguno, hasta donde los pies te lleven…
Esa sensación de libertad tan inmensa que llena tu ser de euforia, en el que dejas volar tu imaginación por todos los rincones imaginables e incluso más, caminas con la cabeza distraída.
En dos segundos has repasado una y otra vez todos tus pensamientos más profundos y les has dado libertad al igual que a tus sentimientos, los dejas volar libremente sin que te influya ninguno de ellos.
Y miras como un extraño todo lo que te rodea, como si no lo hubieses visto nunca, como si fuera la primera vez. Es entonces  cuando te das cuenta de cuanta belleza te rodea y no puedes evitar sonreír  levemente.
La gente se gira al verte pasar, te mira a los ojos y te sonríe, como si hubieses desvelado la clave de todo lo que te rodea, pero están tan perdidos como tú y sin embargo son sonrisas tan sinceras y alegres las que te proporcionan que se te contagian, empezando la cadena de la felicidad que nunca fue más simple.
Y entonces eres tú el portador de la llave, la llevas en los labios y reflejada en los ojos, y así es como empiezas a contagiar a todo el que se te cruza con la enfermedad de la sonrisa, que contamina tu ser de una nueva y grata felicidad; una felicidad que te eleva al cielo, que te llena, la felicidad de compartir tu alegría igual que otros la compartieron contigo, la sensación de deber libre.
Simplemente es: maravilloso.

jueves, 2 de agosto de 2012

Extraño dolor ajeno

Me duele que te duela, que te hagan daño y no poder evitarlo, no poder protegerte ni darte una solución inmediata.

Lo único que te puedo ofrecer es mi hombro, mis abrazos reconfortantes de oso, las largas charlas en las que tú te desahogas y yo soy todo oídos, mis palabras de ánimo, mi amor y cariño, y aún con todo es poco...

Y no, no es fácil sobreponerse de las patadas que te da la vida a veces, pero no estás sola, sabes? estoy a tu lado, sé que no lo dudas, pero necesito recordartelo para que no se te olvide nunca.

Después de tanto tiempo, de haber vivido experiencias de todo tipo junto a ti, tú misma te has convertido en parte de mí, esto es algo más que un vínculo de sangre, más fuerte e incluso más sentido...

Se me desgarra el corazón al verte así, cada palabra me va resquebrajando más y más, no quisiera imaginar tu dolor, pues es posible que muera en el intento, pero aun así, cariño, sé que te sobrepondrás a todo esto, y seguirás adelante más fuerte, con más seguridad y a prueba de bombas.

La gente se equivoca, somos humanos, recuerdas? Taan tontos que podemos caer una y otra vez en la misma piedra, da que pensar, no crees?

El tiempo todo lo cura, o eso dicen... pero igual solo ayuda a esconder lo inolvidable...


domingo, 22 de julio de 2012

El trailer de la vida

En días como hoy, en los que no puedo dejar de pensar en todo: en lo que será de mí, en qué voy a hacer con mi vida, las cosas que están por venir y las que nunca llegarán, me ha venido a la mente una idea tan magnífica que no existe... y esto es, que estaría bien poder ver el trailer de lo que será en un tiempo nuestra vida, no quiero decir que nos revele todo, por eso sólo es un trailer.


Pero que sea tan intenso que nos enganche, nos de ganas de seguir adelante, y si es necesario cambiar esas cosas que hacemos mal a veces sin darnos cuenta, tener la capacidad de valorar lo que tenemos y decidir a quién le vamos a regalar nuestro tiempo. Lo que sí es cierto, es que el trailer iría cambiando cada poco, porque somos nosotros mismos los que tomamos unas decisiones y no otras, construyendo nuestro futuro en cada acción...


¿Quién no ha querido alguna vez saber lo que vendrá?

jueves, 21 de junio de 2012

Hoy todo no son más que recuerdos fugaces de lo que debería haber sido

Hoy es un día raro, es como si todo no fueran más que recuerdos fugaces de lo que debería haber sido.


Todo lo que había se desvanece, se convierte en ceniza del pasado.
Nuevos muros se alzan en el camino, nuevos caminos e historias, que de momento no me veo capaz de vivir, simplemente porque no quiero. Quiero disfrutar del olor que dejó el perfume de los recuerdos en  mí, disfrutarlos tan bien, que no tenga que volver la cabeza atrás para saber que han estado ahí, llevarlos conmigo pero mirar hacia el frente. Dejar el pasado en el pasado, ya que no se puede cambiar y seguir el camino, pero... ¿qué camino?

miércoles, 6 de junio de 2012

Hoy

Hoy mi vida deja un camino recorrido durante tanto tiempo que se me hace extraño, duro, tantos buenos y malos momentos, recuerdos de todo tipo y sobre todo tú.

Hoy estoy perdida, dejándolo todo atrás, con un futuro incierto por delante.

Doy pequeños pasos inseguros, que se harán firmes al andar, pero no sé cuanto camino habré de hacer para alcanzar la meta con la que nunca dejé de soñar.

Hoy no hay estrella que me guíe, solo yo y mis pasos...

Lo único que sé con certeza es que si tomo el camino equivocado siempre habrá un camino de retorno, y que no habrá sido del todo tiempo perdido sino ganado en experiencia y en conocimiento.

Tú pusiste en mí la llama que despierta las ansias de luchar cada día por lo que quiero. Quemaste mi piel con la pasión y el empeño que siempre has puesto en tu oficio, y me hace pensar si no será ese el mío.

Es lo único que no descarté y no descarto, simplemente es la única luz que hoy día podría abrir un camino que llena mis días de esperanza para encontrar mi ''destino''.


Un día conseguiste abrir mis ojos hacia ''un mundo nuevo'', aprendí a querer algo como si fuera mío, como si tuviera que formar parte de ello, como supongo sentiste tú en su momento. Algo que te arrastró a dedicarte a ello toda tu vida.

Pero ¿sabes?, en el fondo tengo miedo. Miedo a perder aquello de lo que hasta ahora no había dudado, perder el único pilar que todavía queda en pie tras la tempestad, perder lo único que no pensé jamás que perdería. Darme cuenta que lo que amo no es más que un pasa tiempo con el que no llegaré a ningún lado ni aún entregando mi vida por ello.

A todo esto, me encantaría volverte a ver dentro de varios años, habiendo salido triunfante de la batalla en el mejor de los casos, o no... pero sin llevar la duda sobre los hombros como un peso muerto que me arrastra hacia el abismo.

Y en cualquiera de los casos no olvidar que hay que hacer las cosas con el corazón, la clave reside en ponerle empeño y pasión a lo que te gusta, o por lo menos eso es parte de lo que aprendí al observarte trabajar.

Las cosas son buenas, porque cada uno las hace buenas para sí, según nuestros gustos, inquietudes, sueños y deseos.

Así que, un pie tras otro me llevarán hacia dónde tenga que ir.
Este paso ya es más firme que el anterior; poco a poco saldré del fango en el que estoy metida, con tanta fuerza  que podría derribar a más de tres hombres, con tanto empeño que no será fácil desviarme del camino, con el corazón como guía y con la cabeza tan ágil que el corazón no falle en su elección.

La cabeza erguida como un girasol, dispuesta a aguantar todos los días grises, sin sol.

jueves, 5 de abril de 2012

Tengo miedo

Tienes miedo, miedo a que sea como siempre, a que todo sea pasajero, un simple tránsito hacia otra cosa que no quieres empezar a querer, a desear, etc.
Estás cansada de que todo sean simples tránsitos, pero tránsitos que se ven desde fuera aunque se viven por dentro.

A veces es una suerte ser enamoradiza, pero no para ti; te sume en un mar de llamemos lo sufrimiento, desconcierto, perdida de coherencia, ralladas a todas horas. Te llegas a imaginar hasta toda tu vida junto a esa persona, como sería el día a día y te das cuenta de que eso es lo que quieres, pero chica, ni siquiera habéis hablado, puede que incluso desconozca tu existencia.

Ya sé que te da igual. No se como confías tanto en lo que deseas, si fuera por la confianza que le pones a las cosas, por la inmensidad, la fuerza en que desearías que fuera así y consigues incluso convencerte a ti misma de que es posible, solo por tal cosa, sería posible hasta lo imposible.

Y te viene a la mente eso de: Que sea difícil no quiere decir que sea imposible.

Pero claro, visto desde fuera, que te enamores de un desconocido, tal cual, un desconocido... pues como que no tiene mucho futuro, solo sabes lo poco que ves y lo que llegas a oír por ahí... es decir, prácticamente nada, por no decirlo rotundamente.


Pero aún y con todo, sientes que esta vez no es el despertar de tu apetito sexual, si no algo diferente.
Esta vez la diferencia no es tan grande respecto a las veces anteriores, no hay un abismo tan grande entre un mundo y el otro, y no solo eso, hay intereses compartidos, gustos parecidos y es de tu tipo.

Pero... (y siempre hay un pero) es la situación de siempre, y sabes que eso es lo complicado.
Y que aunque tienes lo posible y siempre puedes tomar esa opción él, no está en ese ''bando''.

Y este es un punto clave, quizás eso que buscas está más cerca de lo que crees, lo encaras todos los días pero no quieres aceptarlo porque esperas algo más, algo que ''elijas'' tu, aunque tampoco se podría llamar así, porque es imposible elegirlo.

Tienes miedo de dañar a los demás, de fallarles, y sin embargo, parece que es lo único que sabes hacer.

Todos se merecen algo mejor.
Tú ya has fijado tu objetivo y es difícil que te olvides de él hasta que te lo propongas con todas tus fuerzas porque encuentres algún motivo, o hasta que digas: ¡¡ Basta ya !! y es entonces que te sentirás perdida, y la historia no hará más que empezar y repetirse, igual, estás condenada...

domingo, 12 de febrero de 2012

A veces siente que se está perdiendo a si misma...

Últimamente el mundo le da vueltas, no consigue encontrar el punto de apoyo.
Todo es frío y se hace presente la palabra olvido, olvido a ser lo que es, o lo que era...
Siente que ya no es la misma, que se está perdiendo a si misma, se comporta de forma extraña y no deja de preguntarse donde quedó el humor, la chispita de alegría que inspiraba en los demás, la felicidad de la que gozaba, ''la sonrisa'',la de verdad...
Está encerrada en si misma, en su interior, en un mundo que la ha absorbido y del que pocas veces sale; el exterior no es seguro y nadie le ofrece el cobijo que necesita, puede que sean excusas para huir de todo, pero lo que nunca conseguirá es huir de si misma.
Está harta de verse así, no se reconoce, eso, esa cosa en la que se ha convertido no es ella...
Cada día las paredes son más y más gruesas, ha perdido el martillo y al parecer no aparecerá en un tiempo...
Ojala encontrase la manera de reconocerse, de acercarse a lo que es y con un poco de dinamita mandar a la mierda la soledad que la invade, recuperar las ganas de hacer locuras y dejarse llevar de una vez por todas por lo que realmente quiere y pretende desde hace cierto tiempo.